El cambio climático podría causar más de 120,000 muertes por calor en Europa para 2100. Lee sobre los países más afectados y la necesidad de políticas adaptativas.
El cambio climático está en camino de convertirse en una amenaza sin precedentes para la salud pública en Europa, con la posibilidad de que las muertes relacionadas con el calor se tripliquen para finales de este siglo. Un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista The Lancet Public Health revela que, si las políticas climáticas actuales no se fortalecen, el Viejo Continente podría enfrentar una media de 30 muertes por cada 100.000 habitantes debido a las altas temperaturas. Este alarmante pronóstico subraya la urgencia de tomar medidas decisivas para mitigar el impacto del calentamiento global, especialmente en regiones del sur de Europa como España, Italia, Grecia y algunas áreas de Francia, donde la combinación de temperaturas en aumento y una población envejecida podría tener consecuencias catastróficas.
El sur de Europa en el epicentro de la crisis climática
El informe destaca que los países del sur de Europa serán los más afectados por el cambio climático, con un incremento significativo en la mortalidad relacionada con el calor. España, Italia y Grecia están particularmente en riesgo, dado que sus poblaciones están envejeciendo rápidamente, lo que las hace más vulnerables a las temperaturas extremas. Este fenómeno no es nuevo; el verano de 2023 fue un claro ejemplo de esta tendencia, con temperaturas en España que alcanzaron una media de 23,4 °C, superando en 1,3 °C la media histórica y convirtiéndose en el tercer verano más caluroso registrado en el país, según la AEMET.
La situación podría empeorar drásticamente si no se toman medidas. En un escenario de calentamiento global de 3°C, las muertes relacionadas con el calor en Europa podrían alcanzar las 128.809 para finales de siglo, un incremento exponencial comparado con las 43.729 muertes actuales. Este cambio dramático en la proporción de muertes por frío y calor refleja la creciente amenaza que representan las olas de calor en el continente, una amenaza que, hasta ahora, no ha sido abordada con la seriedad que requiere.

Adaptación y mitigación: claves para reducir el impacto del calor extremo
Los investigadores del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, liderados por el doctor Juan-Carlos Ciscar, enfatizan la necesidad de adaptar las políticas climáticas para proteger a las poblaciones más vulnerables. «Nuestro análisis revela que la proporción de muertes por frío y calor cambiará drásticamente a lo largo de este siglo, con un aumento de las atribuidas al calor en todas las partes de Europa», señala Ciscar. El estudio es especialmente exhaustivo, ya que analiza más de 1.000 regiones en 30 países, incluidos los 27 Estados miembros de la UE, así como Noruega, Suiza y el Reino Unido.
La identificación de «puntos calientes» o zonas con mayor riesgo de mortalidad por calor es crucial para desarrollar políticas más específicas y efectivas. Estos hallazgos subrayan que, aunque las muertes por frío siguen siendo más numerosas que las de calor (con 363.809 muertes anuales por frío en comparación con 43.729 por calor), el aumento de las temperaturas puede revertir esta tendencia en el futuro.
Un futuro incómodo: la necesidad urgente de acción

David García-León, otro de los autores del estudio, subraya que «existe una necesidad crítica de proteger a las zonas más vulnerables y a los miembros de la sociedad más expuestos al riesgo de temperaturas extremas». Las políticas actuales no son suficientes para frenar el impacto del cambio climático en la salud pública, y las proyecciones son claras: sin una intervención adecuada, el número de muertes por calor continuará aumentando, especialmente en regiones del sur de Europa.
Los autores del estudio reconocen ciertas limitaciones, como el hecho de que sus resultados se basan en datos de áreas urbanas, donde las temperaturas suelen ser más extremas debido al efecto isla de calor. Además, el estudio no analiza diferencias de impacto en función del sexo, la etnia o la edad infantil, aunque estos son factores que podrían influir en la vulnerabilidad.
En conclusión, Europa enfrenta un desafío sin precedentes en la lucha contra el cambio climático y sus efectos en la salud pública. Si no se implementan políticas climáticas más agresivas y específicas, el costo en vidas humanas podría ser devastador. Es imperativo que los gobiernos actúen ahora para evitar un futuro en el que las olas de calor se cobren cientos de miles de vidas cada año.